sábado, 27 de diciembre de 2014

CÓMO EL DEPORTE Y LOS DESEOS DE PAZ DETUVIERON POR UNOS INSTANTES LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Tal día como hoy, en 1914, alemanes y británicos detuvieron la contienda por un día para celebrar las fiestas juntos.
Era la víspera de Navidad (24 de diciembre) de 1914. En plena Nochebuena, los soldados del ejército alemán comienzan a poner los escasos adornos de los que disponen en sus trincheras bajo el frío y la nieve, que no deja de caer de forma incesante. En ese momento, desde las posiciones británicas comienza a alzarse un sonido dulce cuando, desde los oficiales hasta los soldados, empiezan a cantar un emotivo villancico: «Noche de Paz».

Este será uno de los momentos previos a la conocida como «Tregua de Navidad», el breve espacio de tiempo en el que los contendientes de la Primera Guerra Mundial abandonaron los fusiles para celebrar juntos –y por unas horas- estas fiestas.
Corrían por entonces momentos de gran dureza, pues Alemania había invadido Bélgica en julio con el objetivo de llegar hasta París y había sido detenida por británicos y franceses a cambio de una ingente cantidad de bajas. El frente se estancó. La situación no mejoró con la llegada del invierno, el cual trajo consigo lluvias, nevadas y una ingente cantidad de enfermedades en las trincheras.

Al no poder avanzar ninguno de los dos bandos sobre territorio enemigo, los días previos a Navidad terminaron apareciendo, fechas emotivas y que, sin duda, podrían mellar el valor de los combatientes (los cuales sentirían toneladas de nostalgia al estar lejos de sus familias en fechas tan señaladas). Por ello, los altos mandos militares redoblaron sus esfuerzos para que el correo pudiera llegar a tiempo hasta las trincheras y los soldados sintieran, aunque fuera mediante pequeños regalos como tabletas de chocolate o cigarros, el calor de sus seres queridos.

Se desconoce si fue el espíritu navideño, la nostalgia por estar lejos del hogar o el hartazgo por una guerra que ya había dejado miles y miles de muertos, pero lo cierto es que en la tarde del 24 de diciembre de 1914, los alemanes propusieron a gritos una tregua desde la trinchera opuesta.

«A última hora de la tarde los alemanes se volvieron divertidísimos, cantando y gritándonos. Dijeron en inglés que, si no disparábamos, ellos tampoco lo harían. Encendieron fuegos fuera de su trinchera, se sentaron alrededor y empezaron un concierto», explicaba en una carta a la que ha tenido acceso «Alfa y Omega» el sargento británico Bernard J. Brooks, uno de los presentes.
El día siguiente (en plena Navidad), y tal y como afirma el soldado británico Willie Loasby en una carta enviada a su madre desde el frente, se le encargó a él alzarse por encima de los parapetos y recorrer los 36 metros que separaban la trinchera británica de la alemana.

Su objetivo era el de acordar una tregua con el enemigo. La tensión se palpaba en el frío ambiente y, desde cada una de las posiciones defensivas, todos los combatientes tenían preparados sus fusiles por si algo salía mal.
Por suerte, nada malo sucedió y -como explica el militar en la misiva- conoció a un oficial alemán. Después de reírse un rato,  el germano le dio a modo de presente seis cigarrillos y una tableta de chocolate antes de sugerir que podían jugar un partido de fútbol.
Loasby respondió afirmativamente y, sin más dilación se formaron dos equipos.

Así lo confirma también el teniente alemán Johannes Niemman en una carta en la que explica que un soldado apareció cargando un balón de fútbol y, en pocos minutos, ya había comenzado el partido. «Ellos hicieron su portería con sombreros extraños, mientras que nosotros hicimos lo mismo. No era sencillo jugar en un lugar congelado, pero eso o nos detuvo. Mantuvimos las reglas del juego a pesar de que el partido sólo duró una hora y no había árbitro», determina el escrito.

De igual forma narra el suceso el general británico Walter Congrave, "Ha pasado algo extraordinario. Esta mañana, un alemán gritó que querían una tregua de un día. Así que, con mucha cautela, uno de nuestros hombres se levantó por encima del parapeto y vio como un alemán hacía lo mismo."

Este momento  de la I Guerra Mundial  se ha convertido en el perfecto anuncio de Navidad, en el que los deseos de PAZ  de todo el mundo se hacen realidad en este vídeo.

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